Hola chicas y chicos, hoy os
voy a contar mi día:
Me
desperté a las 8:00, apagué el despertador y me volví a dormir.
Cuando me volví a despertar ya eran las 8:40, así que corriendo
desayuné, ve vestí y me fui al colegio, pero con las prisas se me
olvidó la merienda.
Llegué
al colegio, allí me encontré con Marta y empezamos a hablar hasta
que abrieron la puerta. Ya en la fila nos encontramos con Alicia y
Teresa. Subimos a clase y todos, un poco enfadados nos sentamos de a
uno. A primera hora tocaba “Mates”. No es una de mis asignaturas
favoritas, y ahora que no podemos hablar, menos. Pero bueno, que se
le va a hacer. Leímos los objetivos del tema y dimos el cuadrado y
el cubo de un número. Me pareció fácil. Empezamos a hacer los
ejercicios. Yo y algunos niños más nos quedamos atascados en el
segundo, pero como estábamos enfadados con la maestra (o por lo
menos yo) no le preguntamos. Corregimos el primer ejercicio y nos
fuimos para Inglés. Tampoco me gusta mucho, pero hoy solo
corregimos. Cuando terminó Inglés recogí mi mesa pensando que iba
a venir el maestro de Educación Física. En su lugar, vino la
maestra Carmen, muy cabreada se puso de pie en medio de la clase y
dijo: “Qué le pasa a la vuestra maestra , ¿le habéis hecho
algo?”
Ángel,
que es el delegado de la clase, le explicó que el día anterior
habíamos tenido un control de matemáticas, y que más de la mitad
de la clase, aprovechando que la maestra se puso a hablar con un
profesor que llegó a la clase y se olvidó de quitar la criba de
Eratóstenes, se copiaron y ya tenían la criba hecha. La maestra
Carmen nos dijo que teníamos que hacer algo para que nos perdonara.
Así que empezamos a decirle la maestra Carmen las cosas que
queríamos decirle a nuestra maestra. Cuando bajamos a educación
física ya eran las 11:50, la mayoría de la clase se puso a jugar al
fútbol, yo merendé y cuando terminó la clase Marta, Teresa, Alicia
y yo nos fuimos a la clase de la maestra Carmen para pasar a limpio
la carta. Nos pusimos muy nerviosas , porque ya eran las 12:28 y nos
faltaba poner los nombres de todos nuestros compañeros y pegarla en
una cartulina. Alicia y yo nos fuimos a por una cartulina, pero la
puerta estaba cerrada. Tuvimos que entrar por la puerta que une
nuestra clase con la de al lado. Justo cuando terminamos la carta
sonó la sirena, y nos quedamos en la puerta esperando que la maestra
subiera con la fila. Cuando llegamos, la maestra leyó la carta y
nos explicó por qué estaba tan cabreada. El motivo no solo fue que
nos copiáramos, eran muchas cosas que provocaron que se cabreara,
porque nos explicó que si ella fuese una niña de 11 años también
se hubiera copiado. También nos explicó que si la clase no funciona
de manera democrática vamos a tener que estar hasta el viernes de la
semana que viene funcionando como una clase “tradicional” para
ver si así funcionamos mejor, y que nos apuntemos en un cuaderno
todo lo que queramos decir (sobre cómo nos sentimos) en la asamblea
de la semana que viene, donde decidiremos que tipo de clase nos gusta
más (espero haberme explicado bien). Después de que nos explicara
esto, corregimos los ejercicios de naturales y puso en la pizarra
digital los que teníamos que hacer. Uno de mis compañeros (no me
acuerdo quién) preguntó si se copiaban los enunciados, y la maestra
dijo que sí, que todos teníamos que copiar los enunciados, todos
menos Pablo, ya que su madre le dijo que tardaba mucho en hacer los
ejercicios y la maestra le dijo que él no tenía que copiar los
enunciados. En ese momento todos nos enfadamos mucho, y algunos niños
lloraron por la rabia que sentían.
Por
fin terminaron las clases (para todos menos para Alejandro, que se
tuvo que quedar 10 minutos más como castigo por protestar)
Marta
y yo salimos muy enfadadas y refunfuñando, ya que a los demás
también nos lleva mucho tiempo copiar los enunciados.
Cuando
llegué a casa tuve que ayudar a mi madre con Mimí (mi gata) porque
estaba poniendo las puertas nuevas y no la podíamos dejar suelta.
Mientras que mi madre estaba haciendo la comida, yo empecé a
escribir en el blog. Luego comí salmón al teriyaki con verduras y
arroz. Cuando terminé empecé a hacer los deberes. Eran fáciles.
Luego merendé cereales de chocolate, y cómo no, Haru me persiguió
para que le diese uno. Mientras merendaba veía una serie por el
ordenador.
Luego,
me puse en YouTube un “rato” hasta la hora de cenar, ahora estoy
terminando de escribir en el blog, estaré un rato más en YouTube y
después me iré a dormir.
Espero
que os haya gustado.